martes, 29 de noviembre de 2011

Agradecido por las oportunidades


Estar agradecido de todas las oportunidades que la vida nos ofrece, me ha enseñado la importancia de valorar cada una de ellas al máximo. Me siento afortunado de tener la oportunidad de amar lo que hago, cómo lo hago y empezar a vivir de ello. Esa es una de las oportunidades a las que me refiero. Aunque a veces tenga ratos difíciles, yo se que todo comienzo tiene que ser así. De lo contrario, no valdría la pena y sería algo pasajero. Creo totalmente en que cualquier habilidad o talento que cada uno posee es una bendición y en agradecimiento podemos devolver al mundo algo bueno para alguien más! 

Haciendo un pequeño foto-reportaje de la Revista BeU para Fundación Margarita Tejada , que es una fundación para personas con Síndrome de Down que en mis propias palabras "es un lugar de amor y felicidad" quedé asombrado de las labores que allí realizan y el cariño que ofrecen tanto los maestros como las personas con este síndrome. Decidí, aportar con mi trabajo, donar mis fotografías a la Fundación para que puedan utilizarlas como ellos decidan. Además, uno de los retratos, lo imprimí y lo regale al niño que aparece arriba en la fotografía. 

Es super importante devolver las oportunidades que recibamos todos los días porque de una u otra manera regresan a nosotros. Además que es un estilo de vida lleno de bendiciones y conocemos a mucha gente a lo largo del proceso.











miércoles, 9 de noviembre de 2011

Entrevista: Juan Luis Gracias, divertido como la fotografía

Mi amigo Alejandro García, perdiodísta y encargado del área cultural en el Diario de Centro América, me realizó esta genial entrevista que refleja cómo se ha desarrollado mi proceso creativo en fotografía desde el comienzo hasta la actualidad. Sin más que agregar, los dejo en las magníficas palabras de mi amigo Alejandro. 

 
Documentalista, director, poeta, cuenta-cuentos, narrador, pintor, arquitecto y demás roles se intercalan en la constante visión psicodélica de un fotógrafo. De entre esa enorme antología de imágenes y creativos que vemos en las páginas de diarios y revistas, que día a día, semana a semana ven sus obras entre un laberinto visual, detrás de esos autores sin rostro se oculta una meticulosa y perfeccionista composición. Cada centímetro, cada prenda y cada mirada son parte del mapa visual que estos directores producen. Cálido e intenso, Juancho es un joven fotógrafo con una impredecible visión de la cotidianeidad.


Toma 1 (luces…)
Desde tiempo antes Juancho curioseaba cámaras. Admite estudiar las fotos que encontraba mientras “shuteaba”, cada galería a la mano. Sin embargo, en ningún momento sintió mayor interés por dicha disciplina. No fue hasta el séptimo semestre de su licenciatura que encontró su vocación. “¡Imagínate!”, exclama, “finalmente había encontrado una clase donde sí me sentaba a ver qué hacía”, comenta sobre el curso de Fotografía digital que finalmente inspiró al joven aspirante de fotógrafo.

“La verdad me metí a la foto porque era malísimo en la U”, sonríe, “todos sacaban mejores notas y en esa clase miraba las fotos de los demás y les iba mejor, yo me mataba haciéndolas y nada”. Antes, Juan Luis ya había experimentado con fotografía análoga, sin mayor éxito. “Pues tomaba las fotos va vos, pero ya al revelarlas no salían bien entonces esa clase quedo como una simple tarea”, comenta. Sin embargo, desde entonces afirma ser tan perfeccionista y quisquilloso como ahora. “Siempre cuidé los detalles”, finaliza. Por esos resultados poco satisfactorios nació la competencia con sus amigos: “empezaba a planear todo, quería sacarle provecho a eso”, confirma, “por simplemente querer sacar mejores fotos creció mi ambición”. Esa mediocridad se convirtió en meticulosidad hasta llegar a ser el neurótico compositor que es hoy.


“Me dedicaba a bajar fotos de campañas de modas y las estudiaba” comenta. Entre blogs y páginas web aprendió el hábito de destruir las imágenes. Con papel y lápiz en mano, el autor tomaba una foto y listaba todos los artículos y cada componente que construía la viñeta: “locación, color, pulsera, reloj, gorra, modelo, pose, luz… y terminas por descomponer la escena”, afirma. “Así empecé a curar mis fotos, con esa lista, para desarmar la historia. Ahora construyo mis imágenes”.

Curioso; este adjetivo ha salido mucho de la boca del autor para describirse a sí mismo, y sin duda esta virtud ha moldeado su obra para bien. “Ha avanzando a pasos agigantados”, comenta Rolando Ruíz, fotógrafo profesional y maestro de Gracias: “es un chico muy extrovertido, un líder nato que sabe manejar su talento, tiene buena ejecución de cámara e iluminación. Es inquieto y por eso mismo ha ido creciendo su habilidad”.

Toma 2 (…cámara…)
Lejos del fotógrafo solitario que invoca las musas entre montañas o callejones, Luis es un productor visual, un aplicado escenógrafo que construye cada personaje, emoción, artículo, rincón y grieta de su visión, que deriva de su forma de ser. “La verdad es que me encanta trabajar con mujeres bonitas”, afirma. Esto, además, deviene de su pasión previa. Antes de jurar lealtad al lente, Gracias fue DJ de música electrónica, ambiente que completa las historias del fotógrafo.


 “La escena nocturna, las luces, los lásers, las mujeres, todo eso siempre me llamó la atención”, comenta. Esa exposición a tales escenarios sirve de gran inspiración para su trabajo. Lo que una vez fue exclusivamente techno evolucionaría a merengue, salsa, reggae, indie rock, ska, r&b y demás, de Jay Z a The Replacements. “La música me prende, me emociona, me inspira: a partir de escuchar música han nacido historias que luego exteriorizo con la cámara”, admite.

La obra de Gracias se caracteriza por ser extrovertida, cotidiana, natural, espontánea y, por eso mismo, única. Si bien es una escena montada, con una tremenda pre-producción, en ella las emociones de la fotografía lifestyle buscan esa cotidianeidad inigualable. Juvenil y ameno, su portafolio explota en cantidad y calidad los vastos recursos que ofrece el color. Los diferentes matices que componen su imagen terminan por darnos una visión amplificada del caleidoscopio que lleva en las manos. “Por la amplitud del campo creativo de la foto comercial es que me gusta este género, dependes mucho de la interacción de la historia y el involucramiento de tu equipo”, afirma.




“Te voy a ser sincero, como asistente no me funcionó”, sonríe Cristian Monterroso, fotógrafo de la revista Amiga, quien además trabajó con Gracias, “pero fue porque estaba muy interesado en aprender de todo que se ponía a platicar con todos, pero tienes que ser shute para saber”. A costillas de Monterroso, Juancho aprendió de vestuario, maquillaje y peinados, disciplinas que ahora utiliza durante la pre-producción. Juan Luis admite estar involucrado al momento que cada prenda es escogida para la sesión de fotos.



Toma 3 (…acción)
Por el mismo hecho que la fotografía de Juancho no es la típica obra poética de muchos, el autor no puede ejercitarla vagabundeando, por ejemplo. “Lo más importante es generar trabajo, encontrar una excusa parar seguir creando”, afirma. Cualquier momento es un motivador, asegura: una película, la música, la vida diaria, viajar, hojear revistas, los amigos, las fiestas, el verano y la luz de la tarde. Solo atreviéndose y experimentando se logran concretar sus proyectos.



 Con planes de empezar su propia marca y exponer su trabajo, la versatilidad y dinamismo de sus fotos le permiten un vasto campo. A futuro, Juancho asegura que va a continuar su vida con una cámara a mano, haciendo lo que más  le apasiona. “Uno duerme mejor cuando hace lo que más le gusta”, sonríe. Su objetivo primordial es lograr empatar sus expectativas con el resultado final: “tengo un gusto tan cabrón que mi trabajo aún no me satisface”, ríe. Con la mirada perdida en alguna revista que tenga a mano y una mente tan inquieta como él, la obra de Juan Luis Gracias es un interesante acercamiento a la composición y pre-producción que requiere el estilo del fotógrafo. Vivas, audaces y dinámicas, las viñetas de Gracias son una fresca sonrisa al mercado.